Ya te lo digo, entre tú y yo: presenciar el nacimiento de las Redes Sociales al mismo tiempo que la muerte anunciada de la Publicidad es muchas veces algo francamente surrealista.
Si no me crees, déjame contarte lo que pasó anoche, en el mediático concierto de Shakira.
De antemano, te pido perdón: voy a ser un poco ácido. En defensa de mi propia profesión: la del Marketing.
Como suele ser el caso con esta estrella (a quien clasificaría ahora más bien como una businesswoman y no como cantante), su show presumía de un co-Branding con otras marcas de primerísima liga. No sólo sacó provecho de sus vínculos personales con el FC Barcelona. Sino que también había aprobado una cobertura publicitaria ominipresente, por no decir casi sofocante, de Movistar.
De las tres marcas ya mencionadas, sólo una, el Barça, entiende las nuevas realidades de un mundo marcado por el poder de las persones individuales y por los valores que les inspiran. Las otras dos mega-marcas suspenden olímpicamente: por ignorancia inexcusable y por continuar alimentando la amarga decepción evidenciada por el desengañado comentario que condena mi profesión y me tacha de estafador:
Según una de ellas:
Shakira antes que artista es persona, y hoy como persona ha demostrado muy poco respeto a las miles de personas que acudieron a verla actuar. Decepcionante, mala profesional, no es de recibo que una profesional mezcle su vida personal y profesional. Las personas que acudimos al concierto lo hicimos para ver a Shakira y no para esperar una hora y media a que llegaran los jugadores del Barça. Realmente escandaloso ver como muchos niños dormian durante el concierto, la artista ha caido desde lo alto de su escenario a lo más bajo como persona: falta de respeto total y absoluto.
Su comentario ha sido leído por más de 3.500 lectores online.
Como suele ser el caso con esta estrella (a quien clasificaría ahora más bien como una businesswoman y no como cantante), su show presumía de un co-Branding con otras marcas de primerísima liga. No sólo sacó provecho de sus vínculos personales con el FC Barcelona. Sino que también había aprobado una cobertura publicitaria ominipresente, por no decir casi sofocante, de Movistar.
De las tres marcas ya mencionadas, sólo una, el Barça, entiende las nuevas realidades de un mundo marcado por el poder de las persones individuales y por los valores que les inspiran. Las otras dos mega-marcas suspenden olímpicamente: por ignorancia inexcusable y por continuar alimentando la amarga decepción evidenciada por el desengañado comentario que condena mi profesión y me tacha de estafador:
"Pero, ¡esto es sólo Marketing!".
Ni Movistar, ni Shakira están a la altura de ser consideradas como Grandes Marcas. Suspenden, incluso, en la materia básica de los cursos introductorios de Publicidad.
Éstos nos enseñan que lo más importante es primero tener un buen producto y saber contar la verdad de sus beneficios de una manera memorable. Truth Well Told, como reza el legendario eslogán de McCann-Erickson. Nota mi propio enfasis en la palabra truth.
Anoche, en un soñado concierto en el mítico Estadi Olìmpic de Barcelona, Shakira se dispusó a cantar casi una hora y media tarde (y mal) ante más de 20.000 fans que confiaban en "conectar" con una persona experta en transmitir grandes dosis de sonrisas, calidez, humor y humanidad vía los medios. Qué asombroso fue verla incapaz de pedir perdón por su llegada tan tardía. Nada de disculpas, ni una sóla excusa ni explicación. Esto, quizás, hubiera calmado a miles de fans frustrados, silbando y gritando "¡FUERA!" minutos antes.
O va de diva, o bien, va muy mal acosejada. Sí, com ja saps, siempre "conecta" soltar frases en catalán en 'BCN' - y mostrar tanta devoción personal por el Barcelonismo es más que loable. Lo que una nunca debería olvidar es la buena educación y la consideración a los demás: sobre todo, si estas personas supuestamente son tus amigos y fans. Menuda 'amiga' ha sido en su primer concierto en España: maleducada, ensimismada y aparentamente inconsciente del Power of Us: el poder poseido por miles y miles de fans (ahora cabreados), armados con smartphones, Twitter, Facebook y muchas otras armas...
O quizás no sea tal "inconsciente" al final. Jugaba con la ventaja de su Strategic Partnership con Movistar (MoviStop?), cuyas vallas enormes nos recordaban que "compartida, la vida es más". Lema de una compañía que no fue capaz de ofrecer cobertura ninguna durante todo el concierto. El toque más kafkiano / orwelliano (escoje tu interpretación: ¿ineptitud o manipulación maquiavélico?) fue esto:
Mientras todas nuestras aplicaciones de Social Media 'protestaban' ("¡Sin conexión a Internet!") cuando insistíamos en pulsar ENVIAR repetidamente, la pantalla de mi smartphone mostró una señal a tope y las amigables dos señas "3G". Sólo faltaba un emoticón con un guiño sardónico.
Ni Truth, ni Leches.
Más bien una burla de "consumidores" (de móviles, de música) ya hartos de masticar mentiras y disimular que sí: semejante 'Marketing' les aporta la felicidad prometida, toda una Happy Meal de expectaciones cumplidas.
No es cierto. Es mentira.
¿La solución? It's blowing in the Wind, como observó el afamado y nunca entendido Bob Dylan. Eterno optimista: The Times, They Are A'Changin'. Sólo que ahora, la ironía aparte, Bob, sinceramente creo que tienes razón.
Te cuento por qué: mientras un reportero de La Vanguardia, junto a otros acólitos en la tele del mash-up Shark-Ira + MoviStop, cantaban las alabanzas del logrado sound-bite de la colombiana con "su Piqué", cientos de ya-no-fans expresaron su enfado y decepción en el mismo diario y en las Redes Sociales.
Ni Movistar, ni Shakira están a la altura de ser consideradas como Grandes Marcas. Suspenden, incluso, en la materia básica de los cursos introductorios de Publicidad.
Éstos nos enseñan que lo más importante es primero tener un buen producto y saber contar la verdad de sus beneficios de una manera memorable. Truth Well Told, como reza el legendario eslogán de McCann-Erickson. Nota mi propio enfasis en la palabra truth.
Anoche, en un soñado concierto en el mítico Estadi Olìmpic de Barcelona, Shakira se dispusó a cantar casi una hora y media tarde (y mal) ante más de 20.000 fans que confiaban en "conectar" con una persona experta en transmitir grandes dosis de sonrisas, calidez, humor y humanidad vía los medios. Qué asombroso fue verla incapaz de pedir perdón por su llegada tan tardía. Nada de disculpas, ni una sóla excusa ni explicación. Esto, quizás, hubiera calmado a miles de fans frustrados, silbando y gritando "¡FUERA!" minutos antes.
O va de diva, o bien, va muy mal acosejada. Sí, com ja saps, siempre "conecta" soltar frases en catalán en 'BCN' - y mostrar tanta devoción personal por el Barcelonismo es más que loable. Lo que una nunca debería olvidar es la buena educación y la consideración a los demás: sobre todo, si estas personas supuestamente son tus amigos y fans. Menuda 'amiga' ha sido en su primer concierto en España: maleducada, ensimismada y aparentamente inconsciente del Power of Us: el poder poseido por miles y miles de fans (ahora cabreados), armados con smartphones, Twitter, Facebook y muchas otras armas...
O quizás no sea tal "inconsciente" al final. Jugaba con la ventaja de su Strategic Partnership con Movistar (MoviStop?), cuyas vallas enormes nos recordaban que "compartida, la vida es más". Lema de una compañía que no fue capaz de ofrecer cobertura ninguna durante todo el concierto. El toque más kafkiano / orwelliano (escoje tu interpretación: ¿ineptitud o manipulación maquiavélico?) fue esto:
Mientras todas nuestras aplicaciones de Social Media 'protestaban' ("¡Sin conexión a Internet!") cuando insistíamos en pulsar ENVIAR repetidamente, la pantalla de mi smartphone mostró una señal a tope y las amigables dos señas "3G". Sólo faltaba un emoticón con un guiño sardónico.
Ni Truth, ni Leches.
Más bien una burla de "consumidores" (de móviles, de música) ya hartos de masticar mentiras y disimular que sí: semejante 'Marketing' les aporta la felicidad prometida, toda una Happy Meal de expectaciones cumplidas.
No es cierto. Es mentira.
¿La solución? It's blowing in the Wind, como observó el afamado y nunca entendido Bob Dylan. Eterno optimista: The Times, They Are A'Changin'. Sólo que ahora, la ironía aparte, Bob, sinceramente creo que tienes razón.
Te cuento por qué: mientras un reportero de La Vanguardia, junto a otros acólitos en la tele del mash-up Shark-Ira + MoviStop, cantaban las alabanzas del logrado sound-bite de la colombiana con "su Piqué", cientos de ya-no-fans expresaron su enfado y decepción en el mismo diario y en las Redes Sociales.
Según una de ellas:
Shakira antes que artista es persona, y hoy como persona ha demostrado muy poco respeto a las miles de personas que acudieron a verla actuar. Decepcionante, mala profesional, no es de recibo que una profesional mezcle su vida personal y profesional. Las personas que acudimos al concierto lo hicimos para ver a Shakira y no para esperar una hora y media a que llegaran los jugadores del Barça. Realmente escandaloso ver como muchos niños dormian durante el concierto, la artista ha caido desde lo alto de su escenario a lo más bajo como persona: falta de respeto total y absoluto.
Su comentario ha sido leído por más de 3.500 lectores online.
Y ahora, te lo está contando uno más.
¿Waka-Waka? No, querida Shakira:
¿Waka-Waka? No, querida Shakira:
¡WOM! ¡WOM! ¡WOM!
Créditos fotos:
Shakira - infancinatorinc en Flickr
Movistar - Telefónica
Movistar - Telefónica
Truth Well Told - McCann-Erickson