lunes, 1 de octubre de 2007

Semillas



Hay muchas cosas capaces de matar la Creatividad:
El miedo de tomar riesgos. La malnutrición (de ideas nuevas).
La inseguridad propia.

Pero pocas cosas, en mi opinión, son tan aniquiladoras como
la impaciencia. Las prisas, la obsesión por verlotodoya, son un verdadero DDT para la delicadez de las ideas embrionarias.
Pura pesticida.

Paradójicamente, son gases tóxicos inhalados a diario
por cientos de copys y directores de arte en nuestras agencias. Resulta irónico ver los efectos anémicos sufridos por muchos creativos, pese a tanta “Comunicación” supuestamente favorecida por las nuevas tecnologías. La constante presión de procesar y producir nos deja a muchos de nosotros huecos, lejos de la promesa inherente de nuestro oficio: esa deliciosa sensación de la euforia. La promesa de la creación.

Con esto no quisiera insinuar que nos tendríamos que recluir dentro del silencio de un monasterio. La quietud sí favorece la gestación de nuevas ideas y la creación de sinapsis entre puntos anteriormente no relacionados entre sí. Pero si tomásemos las semillas como la metáfora perfecta para las ideas, cualquier campesino te informaría del caos y de la violencia que acompaña el acto de sembrar, aquel momento en el que salgan tiernas semillas al rudo exterior, literalmente volando, de las manos del sembrador.

El mundo profesional – el entorno en el que nacen nuestras mejores ideas – ha de ser, por definición, un caldo caótico, una sopa hirviente y violenta como aquella que marcó la belleza de la Tierra cuando nació. Ruidos, truenos y erupciones siempre serán testigos del nacimiento de momentos grandes.

No obstante no son lo que hacen crecer las semillas.
El chubasco ruge, los vendavales vienen… pero se van también. Dejando espacio para lo imprescindible, para aquello que hace posible que las semillas empiecen su metamorfosis.

Ese factor imprescindible es lo que la impaciencia del
Ya!Ya!Ya! peligra tanto. Porque nada en este mundo crece sin el Tiempo esencial, sin las temporadas necesarias que permitan el cambio de cáscara en fruto o flor.

Frente a las presiones y los ruidos que nos asedian a diario, seamos conscientes de su papel positivo dentro del proceso creativo.

Pero a la vez protejemos las semillas, para que tengan el Tiempo suficiente.

Sólo así crecerán.

Créditos foto: Miss Choc

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